Jorge Pardo: A veces ocurren milagros

Pasa que cuando el arte, el genio, el cariño y la historia se juntan ocurren milagros. Ayer ocurrió uno en Jaén. Pasa que a veces sueñas despierto y los sentidos ahogan la angustia diaria, la maldita rutina. Y pasa, sólo a veces, que alguien le pone música a tu vida. Ángel Millán y Teresa Arenas consiguieron ayer vestir de primavera el ocre otoñal que cubría su palacete de la calle Llana. Como trepa cada noviembre la roja hiedra por el señorial álamo de su jardín oculto, en un Jaén oscuro, el acompasado duende de Jorge Pardo, Francis Posé y Pepe Roper enredó sesenta corazones en una velada mágica. Las sabias manos de Teresa Delgado y Amada Santos saciaron cada paladar hasta que el ritmo de los vientos de Pardo convirtió el murmullo en susurros, en un tenue aliento colectivo.Hasta la cámara de Sitoh disparaba al compás.

Tal vez no fuera casualidad que la flauta travesera y el saxo de Jorge Pardo sonaran ayer en Jaén. Tal vez no fuera más un requiem por Canalejas (hijo) que anoche nos dejó. Porque a veces ocurren milagros y pasa que una nota del contrabajo de Francis Posé se convierte en la fina lluvia de 'Blade Runner' y que tu ritmo cardiaco se confunde con el de las baquetas de Pepe Roper. No está mal que de vez en cuando alguien te devuelva la fe, porque pasa, que a veces, cuesta creer que tanta belleza, que tanto arte, sean posibles. Todo eso ocurrió ayer en Jaén, donde nunca pasa nada.

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