los ojitos de mi madre.
-Cuando sale de la escuela
se va para los olivares.
-Y ¿qué busca allí? -Una niña,
tendrá el mismo tiempo que él.
José Miguel, no le riñas,
que está empezando a querer.
(Profecía, de Rafael
de León)
Texto: Raúl Beltrán. Fotos: Sitoh Ortega.
Centinelas fueron los
ojitos de todos. Centinelas los cinco sentidos de quienes el pasado fin de
semana disfrutaron de una velada musical y gastronómica más en Casallana. Centinelas
de la maestría de un Chano Domínguez y un Francis Posé más cómplices que nunca.
Fue una velada épica, poética y con algunos guiños de humor. Hablaba el poeta
jienense Joaquín Fabrellas ese día del diálogo fluido que se creó entre los dos
músicos. Y del diálogo que entabla Posé consigo mismo en sus soliloquios.
Porque lo del malagueño es una reflexión en voz alta y a solas del buen gusto
hecho músico, que diría Ruibal.
Es Posé el verdadero
nexo de una generación de músicos que durante años anduvo a la deriva,
mirándose el ombligo más de lo necesario algunos de ellos (Chano Domínguez, sin
ir más lejos). Es sin lugar a dudas ya el dinamizador de la cultura jazzística
en Andalucía, en la que una vez más se ha encontrado en el camino a un
renovado, templado y animado Ángel Millán con un proyecto, el de Casallana, que
ha vuelto con más fuerza que nunca esta temporada. “¿Porqué tocas con Posé?”. “Porque
me llama”, contestaba el maestro Chano Domínguez tras más de hora y media de
concierto.
Fue sin duda la mejor
velada de cuantas se han celebrado hasta el momento en el palacete de la calle
Llana de Jaén. Nunca Teresa Arenas, el otro asa del proyecto casallanero,
dirigió con su delicada batuta a un equipo de profesionales con tanto compás.
La degustación gastronómica estuvo a la altura de los músicos, los comensales a
la altura del entorno palaciego y los Chano y Francis a la altura de su genio.
Jamón ibérico, tartaletas de paté de pato, de morcilla con manzana, tartare de
atún, carrilleras ibéricas, rollitos vietnamitas, pan de pita con pollo
macerado en miel y soja, y como broche, mouse de chocolate y nata y naranjas
caramelizadas, entre otras muchas delicias. Un lujo para el paladar elaborado y
servido con el cariño de Teresa Delgado, Lorena Cañada, Sergio (Maki),
Almudena, Bea y Javi. Y como maestro en la sombra el gran mago de lo que no se
ve y da sentido a todo Tomas (Oxi). Y como maestro del sonido David Ayala y Marcos.
Y tanto más…
Dijo Fernando Trueba
en una ocasión que Chano Domínguez había situado a España en la historia del jazz
y no le faltaba razón. Nadie como él ha sabido establecer un diálogo (sí, uno
más Joaquín) tan estrecho y fluido entre su virtuosismo sentado al piano, la
sutileza de su jazz y la fuerza y el quejío del flamenco. Chano habla clarito
al piano, como el pueblo. Y es capaz de hacer nuevas las antiguas versiones de
Miles Davis, como ocurrió en ‘Flamenco Sketches’, grabado en Estados Unidos, o
de recuperar las coplas que interpretó con Martirio.
Uno de los muchos
momentos mágicos que se vivió en Casallana fue el duelo-diálogo entre Chano y
Posé. Cada réplica, cada acorde dejó al respetable tocado de muerte. Los
desaires de Posé al negarse a contestar al virtuosismo del gaditano, no por no
estar a la altura, sino como una entrañable nota de humor en un concierto dejó constancia
de que ambos estaban ‘tan agustito’, que es como se está en Casallana. Y una
vez más, Sergio Albacete, o el nombre del jazz en Jaén, acompañó con su viento
a otros dos grandes como él. Tiene muchas alegrías que darle a la música Sergio.
Quizá sea este uno de
los últimos conciertos de Chano Domínguez por estas tierras. Quizá pase algún
tiempo hasta que se pueda ver al maestro sentado en su Yamaha en Jaén. Se va el
gaditano como los cantes de ida y vuelta. Pondrá rumbo pronto a Estados Unidos,
en una nueva aventura musical, según la define Posé. Son malos tiempos para la
Cultura en este país de barrigones aspirantes a gobernantes y dirigentes
barrigudos que cacarean y que tienen herida de muerte el arte. Son tiempos de
Cultura a escote, ¿verdad Ángel?
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